¿Qué es la nieve rosa? La aceleración del derretimiento del hielo

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En los últimos años con la proliferación de las redes sociales, mediante las fotos alojadas en las mismas: las personas de todas las partes del globo terráqueo son partícipes de su visualización y en muchos de los casos hacen a dichas fotos virales, con la innegable repercusión que ello conlleva.

Actualmente, se pueden visualizar con un solo «click»: personas, lugares, paisajes o fenómenos meteorológicos que en algunas décadas pasadas eran absolutamente inimaginables.

Este es el caso de unas determinadas fotografías que se hicieron virales estas semanas pasadas, y que contenían paisajes teñidos de «nieve rosa».

Y, es a la «nieve rosa» a la que dedicaré mi artículo de prensa semanal.

 

La nieve rosa no es algo novedoso

La nieve rosa se hizo viral en mayo de 1818 cuando el diario londinense «The Times«, narró las peripecias del capitán John Ross al mando de una expedición inglesa que navegaba por el Ártico Canadiense buscando el Paso del Noroeste. Y, entonces fue cuando el capitán contempló como los acantilados del cabo de York parecían teñidos por un manto con trazas de color carmesí, asemejándose a trazas teñidas de sangre.

El naturalista y explorador del Ártico, John Ross, no dudó en tomar algunas muestras para que fueran analizadas a su regreso a Inglaterra. Allí, tras numerosos análisis concluyeron que dicho color rosado se debía al hierro, que según los expertos procedería seguramente de algún meteorito que se habría estrellado contra la superficie helada de dichos acantilados.

Este es el caso de la conocida nieve rosa, y como conmocionó a la sociedad de la época.

Curiosamente, la falta de cultura dentro de los supuestos «expertos» no es una cuestión exclusiva de nuestra época. Evidentemente se remonta a épocas pasadas, ya que la nieve rosa era conocida hacía más de dos mil años; ya, que el filósofo griego Aristóteles recogió dicho efecto en uno de sus tratados sobre la Naturaleza.

Y, no es únicamente eso, si no que también fue recogida con anterioridad en diversos diarios de alpinistas y exploradores, cuando se acercaban a lugares de una gran altitud y en épocas cercanas a la estación primaveral.

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La nieve rosa y su belleza

La viralidad que adquieren algunas fotografías, hacen que las mismas puedan ser visualizadas por millones de personas.

Esto, a priori, es algo sumamente maravilloso. Eso sí, siempre y cuando sea para el disfrute de la condición humana de su inagotable necesidad de búsqueda de la belleza.

Y, este es el caso de la nieve rosa. Paisajes extremadamente bellos, que hacen transportarte a relatos de ciencia ficción.

Con la globalización de los medios de transporte, podemos desplazarnos en un breve espacio de tiempo incluso al lugar donde se han tomado dichas fotografías. Y, ser partícipes en primera persona de dicha innegable belleza.

El hecho de esta globalización, puede resultar en algunos casos un interruptor que apague nuestra imaginación.

La nieve rosa, ya se conocía y está fotografiada hace más de un siglo. Las personas ya pensaron en aquella época, que era una especie de fenómeno producido por algo fuera de nuestro planeta.

Posteriormente se ha demostrado que se debe a «algo»; pero ese «algo» pertenece a nuestro planeta.

 

La nieve rosa y la sociedad cíclica

La sociedad es cíclica, ya que tenemos una tendencia natural a la inmediatez: a una ley no escrita del mínimo esfuerzo.

Ya, en aquella época, cuando se publicó la noticia en el diario londinense, los eruditos ni siquiera indagaron en que no era un fenómeno novedoso.

Todo es repetido. Todo es repetido, pero mucho más veloz. Percibo en los últimos años en la totalidad de la sociedad, una inmediatez desmesurada.

El problema de la inmediatez es que genera un estrés en el conocimiento, que finalmente conlleva a la superficialidad del mismo.

Podríamos afirmar en el razonamiento que: «la inmediatez y la superficialidad, son directamente proporcionales».

 

La nieve rosa no es un filtro fotográfico

Las excelentes fotografías proporcionadas por diferentes usuarios de la nieve rosa crearon ciertas suspicacias por parte de muchos usuarios, ya que pensaban que eran retoques fotográficos o filtros generados por algún programa informático.

Pero, no es así, son paisajes nevados que realmente parecen teñidos por un sutil manto rosáceo.

Podemos agradecer en este caso a las diferentes redes sociales, que millones de personas hayan podido contemplar tan excelsa belleza.

Pero, no se queden en la superficialidad. A continuación les explicaré a que se debe dicho color de la nieve, y los efectos negativos de la misma.

 

¿Por qué se llama «nieve rosa» o «watermelon snow»?

En español la hemos denominado genéricamente nieve rosa, aunque el término correcto que debemos usar es «watermelon snow».

El término «watermelon snow» o «nieve sandía» fue acuñado por los lugareños de las zonas montañosas de Colorado en Estados Unidos, ya que según cuentan los que han probado dicha nieve, dicen que tiene un sabor agradable y similar a la sandía.

 

¿Dónde se puede contemplar la nieve rosa?

Aparte de usar el hastagh #watermelonsnow, pueden disfrutar de paisajes nevados teñidos con dicho manto rosáceo en diferentes partes del mundo, principalmente al acercarse la primavera.

Estos lugares se encuentran principalmente en Estados Unidos: la Sierra Nevada de California, y las montañas de Colorado. También en Rusia, Canadá, Groenlandia. Marruecos en el monte Neltner. Incluso en España en Sierra Nevada en el Pico de la Veleta.

Dicho fenómeno se llega a contemplar en miles de partes del globo terráqueo con alturas superiores a 3000 metros. Concretamente en todos los continentes, salvo el continente africano, exceptuando Marruecos.

 

La microalga Chlamydomonas nivalis: la explicación de la nieve rosa

La explicación de que la nieve sea rosa no se debía realmente a un hongo como postuló el geólogo suizo y fundador del alpinismo Horace-Bénédict de Saussure, varias décadas antes, concretamente en 1778. Aunque, su teoría iba muy bien encaminada.

En el interior de la nieve germinan las microalgas Chlamydomonas nivalis, que en su interior contienen un pigmento carotenoide liposoluble rosáceo denominado astaxantina. Este pigmento hace que la nieve tome ese color rosa tan peculiar. Es lo que vemos como un manto de color rosa que parece retocado en muchas de las fotos paisajísticas que podemos disfrutar en las diferentes redes sociales.

Este pigmento carotenoide que proporciona el color rosáceo a la nieve denominado astaxantina, es lo que está considerado como el antioxidante del siglo XXI. La astaxantina es el carotenoide antioxidante más potente cuando se trata de captación de radicales libres: es 65 veces más potente que la vitamina C, 54 veces más potente que el beta-caroteno y 14 veces más potente que la vitamina E.

En sí, la astaxantina es el carotenoide que proporciona el color rojo a los pimientos y a los tomates, el color de la zanahoria; también proporciona el color al salmón, a los langostinos o a los flamencos.

Retomando nuestra nieve rosa, cada centímetro de la misma contiene millones de microalgas Chlamydomonas nivalis por centímetro, y su concentración llega a alcanzar una profundidad de 25 centímetros. Curiosamente estas microalgas tienen la capacidad de mutar y sobrevivir a temperaturas extremadamente bajas.

 

La nieve rosa se ve más en primavera

A partir de la primavera el índice ultravioleta del sol es mayor, es cuando las microalgas se sienten atacadas, y se defienden con una emisión ingente de las esporas que contienen el pigmento carotenoide rojo anaranjado (astaxantina). Estas esporas bloquean con dicho pigmento los rayos UV. Actuando así como una defensa natural, asemejándose a un protector solar.

Y así, mediante esta defensa natural es como las montañas se tiñen con ese peculiar manto rosáceo.

 

La nieve rosa acelera un 13% el derretimiento del hielo

Un estudio publicado en Nature Communications en junio de 2016, realizado por un grupo de científicos del Centro de Investigación Alemán en Geociencias, de Potsdam, y la Universidad de Leeds, (este fue liderado por las científicas Steffi Lutz y Liane G. Benning). Y, con este estudio llegaron a la conclusión de que la nieve rosa tenía un efecto devastador sobre el cambio climático.

Dicho grupo científico realizó un amplio estudio tomando 40 muestras de 21 glaciares en el Ártico, concretamente de Groenlandia, Noruega, Suecia e Islandia. En dichas muestras de nieve rosa, comprobaron como las microalgas Chlamydomonas nivalis favorecerían al rápido derretimiento de la nieve.

Tras cientos de mediciones, concluyeron que la nieve rosa debido a la bacteria está acelerando en un 13% el derretimiento de la nieve, interrumpiendo así el efecto albedo.

 

¿Qué es el efecto albedo?

Las zonas nevadas de nuestro planeta, como pueden ser los glaciares regulan la temperatura del mismo gracias a la superficie «blanca» y helada de los mismos.

Esto ocurre porque cuando llega la luz del sol, e incide sobre la superficie de las zonas nevadas, estos reflejan dicha luz solar, evitando así el calentamiento del mismo.

Pero, al derretirse los glaciares dejan pasar la luz a unas superficies que no son blancas. Éstas, al ser más oscuras (ya que son pedazos de tierra oscuros u océanos), tienen un albedo inferior (no reflejan tanto la luz solar incidente). Ergo, nuestro planeta se va calentando cada vez en mayor medida.

 

La masiva propagación de la bacteria

Un estudio liderado por el profesor de matemáticas y biología de la Universidad del Pacífico de Alaska, Roman Dial y que publicó en la revista Nature Geoscience en septiembre de 2017, explicaba la rápida propagación de las microalgas.

Esta rápida propagación se debe a que a medida que la temperatura aumenta, el efecto del viento hace que se propaguen cada vez en mayor número.

Una vez que la Chlamydomonas nivalis es dispersada de su lugar natural, continúa su ciclo de vida gracias a que se alimentan de los diversos minerales de las piedras, de los detritus de los materiales que caen sobre la nieve, algas muertas, restos de plantas, y de los insectos que son descompuestos por hongos y bacterias.

 

La pionera «Erzsébet Kol»

No puedo olvidarme en este artículo acerca de la nieve rosa de la pionera y verdadera experta en dicho epifenómeno del cambio climático como es la botánica húngara Erzsébet Kol. Erzsébet, que falleció en 1980,estudió durante casi cincuenta años la nieve sandía, recogiendo muestras a lo largo de infinidad de regiones del mundo.

Escribió cientos de artículos acerca de la misma, donde explica las drásticas consecuencias de dicha nieve en los lugares que visitaba. Llegando así a explicar como absorbía parte del calor del sol en lugar de reflejarlo.

 

Miscelánea

La nieve rosa, en sí, no sólo crea paisajes gélidos e idílicos. Aparte de su plasticidad; tiene la misiva de reflejar la luz del sol, manteniendo así nuestro planeta más templado. Pero, al teñirse por las microalgas Chlamydomonas nivalis pierde su capacidad de reflejar por completo la luz solar.

Pero, también la nieve es un medio de sustento para diferentes especies del planeta. Por ejemplo, en Chile las mariposas consumen dicho hielo generado en los paisajes nevados. En el Himalaya, también lo hacen los mosquitos sin alas. Y, en el noroeste del Pacífico lo hacen los gusanos de hielo.

La nieve rosa, es un auténtico peligro para el cambio climático. La propagación debida al viento, es incontrolable. Pero, la propagación generada por el ser humano es absolutamente controlable.

Insto así, a las personas que quieran tomar su instantánea para sus seguidores de redes sociales, que no pisen la nieve rosa.

Al pisar la nieve rosa, se comprime la capa helada y aumenta la tonalidad del color, ya que aumenta la densidad de población de las microalgas. Todo esto hace que se propaguen posteriormente más microalgas, con el peligro que ello conlleva.

En los últimos años se han puesto de moda las excursiones rurales. En estas excursiones, los urbanitas disfrutan del medio ambiente durante breves estancias desconectando de la ruidosa y contaminada sociedad industrializada. Únicamente deben tener en cuenta que todo lo que ven, y pueden disfrutar, deben dejarlo como está, ya que todo forma parte de un mismo ecosistema que funciona perfectamente sin ninguna alteración adicional por parte del hombre.

Si alguno de mis lectores toma una muestra de nieve rosa en un recipiente podrá comprobar como al deshacerse se genera un residuo rosáceo, que son las famosas microalgas. Como nota adicional, indicaré a su vez, que si tienen la tentación de probar la nieve: no es tóxica, lo único que si consumen demasiada tendrán una diarrea rosácea.

 

«La gente interfiere con la naturaleza y por mucho que lo intentan, no pueden curar las heridas que causan». Masanobu Fukuoka.

 

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