Ser original. Ser irremplazable

Hoy comenzaremos nuestro viaje en “La Galería Uffizi”, la pinacoteca más visitada de Italia.

En Florencia se encuentra La Anunciación de Leonardo da Vinci. Esta obra ha sido objeto de numerosos estudios por su increíble técnica, su meticulosidad, y por sus cuidados detalles. También por todas las novedades aportadas a la pintura de la época; y, por supuesto, debido a su tremenda belleza.

Todas las características de esta obra de Leonardo están impregnadas de originalidad.

Hoy les voy a hablar de la importancia de la originalidad. Y, de como la originalidad te convierte en irremplazable.

La originalidad en la actualidad es prácticamente inapreciable.

La genialidad en la observación

Leonardo en su infancia, como cualquier niño, poseía una de las cualidades más singulares del ser humano: la curiosidad.

“Toda curiosidad
inevitablemente
desemboca en el descubrimiento”

Leonardo un día tras otro sin importar la meteorología entraba a hurtadillas en la oficina de su padre, para tomar unas hojas de papel y dibujar.

Debido a su particular situación: da Vinci era bastardo y por ese motivo tenía prohibido recibir una educación formal. Ergo, no tenía maestros, ni cuadros que contemplar, todo lo hacía a partir de lo que veía, y con la naturaleza como modelo.

“Lo más importante para mí es la observación directa de la naturaleza en su luminosa existencia”. August Macke

Cuando se aísla al ser humano de la naturaleza especialmente en sus etapas tempranas, éste termina por ser únicamente una palpable oscuridad. Se genera en su interior la densidad. En lo denso nada fluye.

Leonardo de este modo descubrió que, al dibujar cosas, tenía que observarlas con más detenimiento para así captar los detalles que les daban vida.

Los pequeños detalles son los que siempre crean una diferencia abismal entre los seres humanos. Esos pequeños detalles son los que te hacen generar el hábito de la originalidad.

“Hay que fijarse en los detalles. Ellos siembran nuestra vida de piedrecitas que nos guían”. Katherine Pancol

La oportunidad de Leonardo

A Leonardo le maravillaban las transformaciones de la naturaleza, la metamorfosis de las flores y la perfección de la madre naturaleza estuvo presente a lo largo de toda su vida.

“Mantén tu amor hacia la naturaleza, porque es la verdadera forma de entender el arte más y más”. Vincent Van Gogh

Tras varios años trabajando mano a mano con la naturaleza, a Leonardo le llegó la oportunidad de acceder a un taller de arte humano.

Todo ello tras poseer una gran devoción por la creatividad y por ser una persona muy enérgica.

Así entró al servicio de un maestro: Andrea del Verrocchio.

A Leonardo, se le pidió como parte de su labor en el estudio del maestro que pintara un ángel en una amplia escena bíblica diseñada por Verrocchio.

Fue cuando da Vinci decidió hacer que su parte de la escena cobrara vida, pero a su manera.

Esa personalidad se forjó fuera de la educación convencional. Se forjó en el autoconocimiento.

“Sólo
desde el autoconocimiento
se forja la personalidad”

La originalidad como fruto de la contemplación

El tiempo que vivimos es un tiempo acelerado, y esa aceleración detiene al individuo. Demasiadas prisas para no llegar a ningún sitio. Cuando tienes un sitio donde ir, tienes un propósito.

“Cuando transitas un camino
el tiempo
es poseedor de su propio compás”

Es curioso como cuando busco entre las nuevas generaciones la originalidad, cada vez me resulta una tarea más complicada.

Simplemente, porque muchos de ellos carecieron del tiempo de espera; y de esos periodos de aburrimiento donde las ideas brotan de una manera espontánea y automática.

“Todavía no entendía que la belleza era parte del aburrimiento”. Zadie Smith

Leonardo cuando hizo suya la obra; en primer plano, frente al ángel, pintó un parterre.

En sus largos periodos de contemplación de niño, estudió y representó especímenes florales. Pero, lo hizo con una suerte de rigor científico que nadie había visto hasta entonces.

Su conocimiento no residía en la educación reglada y cruelmente impersonal, residía en la objetividad de su visión sin sesgos.

En el tremendo detalle del jardín con sus hierbas y flores se aprecia el cuidado e interés que da Vinci sentía por la botánica desde su niñez.

Los detalles del lirio blanco

Si se vuelven a fijar en el cuadro: el ángel Gabriel, arrodillado sobre una pierna, se apoya en el verde jardín y se inclina hacia la Virgen. En una mano sostiene una planta de lirio blanco, símbolo de pureza, mientras con la otra saluda a María anunciándole la buena nueva.

La belleza del lirio blanco de esa obra no tiene parangón.

La belleza del lirio surgió en su infancia, como todo lo que ocurre en nuestras edades tempranas allí todo es simple y poderoso.

“Supongo que mi fórmula podría ser: sueña, diversifícate y nunca pierdas los detalles”. Walt Disney

Leonardo en su infancia dibujó un lirio blanco y, al observarlo con atención, su peculiar crecimiento y forma le impresionaron. El lirio comienza como semilla y luego pasa por varias etapas, las cuales Leonardo había dibujado con detalle en los últimos años de su desarrollo. Así es como entendió que la naturaleza es la creadora universal de la belleza.

El rostro del ángel

El rostro del ángel está lleno de expresión y sentimiento. En él se lee el peso del ángel ante tan importante responsabilidad que, con su noticia, recae en la joven que la recibe con confianza y seriedad. En el rostro de Gabriel vemos también respeto, incluso admiración hacia la Virgen. La casi timidez en la forma en que inclina su cabeza y mira hacia la Virgen. Una timidez mezclada con una rotunda decisión. Leonardo logró ese ánimo sublime añadiendo una nueva mezcla al rostro del ángel, con un suave destello: algo novedoso para la época.

Todo lo aprendido de la constante observación da lugar a poder entender la fastuosidad del realismo. Leonardo llegó a plasmar emociones y objetos con un realismo pasmoso. Algo muy alejado de la actualidad, donde el realismo es una fábula del “yo”.

Además de aprender sobre arte en el taller de Verrocchio, da Vinci aprovechaba su presencia en la Florencia renacentista para empaparse del talento y conocimiento de otros grandes artistas

Desde el “yo” únicamente se pueden llegar a ver tus pies, nunca los ojos de una persona que requiere de ser escuchada. De todas las personas se extraen enseñanzas, únicamente hay que mirar con los sentidos.

Nuestras miradas respiran aisladas entre cubos de cristal hasta asfixiarse.

“Cuando las miradas se asfixian
nuestros sentidos
dejan de interpretar el mundo”

La originalidad es irremplazable

Cuando has aprendido desde la necesidad: tu visión es única. Es muy posible que las miradas de los otros no entiendan tu mensaje, pero cuando indagan en él: tu mensaje será un mensaje perenne.

Cuando todo es copia, copia, y nuevamente copia todo toma un carácter de caducidad. Todo es caduco, para nuevamente volver a ser una copia de lo anterior o de algo prestado.

Cuando un concepto aprendido es desde la necesidad se instaura de una forma hábilmente sublime: ese concepto forma parte de tu ser.

El concepto del estudio de la naturaleza fue aprendido desde la necesidad por parte de Leonardo. Ese concepto le acompañó a lo largo de toda su vida.

Este hecho hizo a Leonardo ser diferencial y original.

“La plenitud del ser
reside
en la fe perenne
en los sentidos”

Las alas realistas

Las alas del ángel Gabriel deberían haber sido como las de un pavo real como marcaba la tradición.

Pero, la originalidad de Leonardo surgió del aprovechamiento de sus conocimientos.

Fue al mercado y compró varias aves. Dedicó horas enteras a hacer bocetos de sus alas, en esos bocetos representó la forma exacta en que las alas se fundían con el cuerpo. Quería crear la sensación de que las alas habían surgido naturalmente de los hombros del ángel.

Leonardo representó las alas batiéndose en una posición más cerrada, imitando las de un ave que aterriza y mostrando que el ángel había llegado apenas hace unos instantes.

Leonardo dio al ángel unas alas de un pájaro menos simbólico y más real.

Su originalidad desde su estudio minucioso otorgó a Leonardo el ser el primer artista en crear alas realistas de ángeles.

“Sólo
desde una semilla
se puede crear un árbol”

La originalidad no siempre es entendida

Como curiosidad les reseñaré que una restauración de un artista posterior eliminó este detalle expandiendo las alas del ángel, suponiendo que Leonardo había cometido un error.

“La ignorancia no es algo vergonzoso; lo que es vergonzoso es imponer ignorancia”. Daniel Dennett

La originalidad te hace irremplazable

Hemos podido comprobar que lo que conocemos como la educación escolar hace reemplazables a los individuos. La falta de personalización en la eduacación termina por comprimir y etiquetar a los campos de estudios.

Al escindir las materias y no correlacionar las mismas, se hace elegir al individuo desde sus prontas etapas de desarrollo. Finalmente este proceso, concluirá en el mejor de los casos por crear a algún especialista en alguna materia.

Pero, el mundo actual y todos los mundos demandan humanismo. El saber en su completitud, para que de él surja la verdadera originalidad.

¿Pero qué era el humanismo? El amor de los hombres, nada más, y por eso mismo el humanismo no era otra cosa que una política, una actitud de sublevación contra todo lo que mancha y deshonra la idea del hombre. «La montaña mágica» (1924), Thomas Mann

Poseer tu propia firma o tu propio sello, será una vocación que te permitirá forjar la paz y la guerra desde tu propio conocimiento.

Un individuo con su propio sello es irremplazable.

Las limitaciones anulan la plenitud

A lo largo de la vida de cualquier individuo, éste debe ir completando lo aprendido.

Curiosamente, en la mayoría de los casos esto no ocurre. Pero, además, en otra inmensa mayoría de los casos se desaprende para no volver a aprender.

Esta corriente de la limitación proviene de las edades tempranas, y de las no tan tempranas donde los individuos no encuentran un camino por el que transitar.

“Cuando
no somos camino,
tampoco
somos nuestros pasos”

Al no ser camino, y no ser nuestros pasos nos detenemos. En esa parada está la limitación.

Volviendo a Leonardo…

Leonardo cuando pintó las alas del ángel Gabriel con su personal sello, no se detuvo en ese instante.

Al terminar su trabajo pictórico, se obsesionó con las aves y en su mente se comenzó a gestar la idea de que quizá un ser humano podría volar si él era capaz de deducir la ciencia detrás del vuelo.

Leonardo no poseía las limitaciones de la inmensa mayoría de la juventud actual: poseía un camino que se gestó desde la curiosidad y la necesidad.

La curiosidad es necesaria, mientras que la necesidad es un amplificador de la curiosidad.

¿Qué es lo que hizo?

A partir de entonces, dedicó varias horas a la semana a leer y estudiar todo lo que podía sobre pájaros.

Y, así es como se entrena la inteligencia. No hay secretos cósmicos. La inteligencia opera naturalmente.

Cuando la inteligencia opera de manera natural: una idea origina a otra idea espontáneamente.

La receta mágica del aprendizaje

Muchas personas me preguntan por algún truco o secreto para el aprendizaje.

No existe ninguno. Cada persona requiere de un proceso totalmente distinto, por otra parte cada etapa temporal de aprendizaje requiere a su vez de procesos distintos.

Para aprender únicamente se requiere querer empezar a aprender. El resto es un aprendizaje continuo.

Realmente si existe un truco infalible: que nunca termina.

El aprendizaje no está de moda entre la masa

Cualquiera de los jóvenes que accedan a este escrito, se verán constantemente y cruelmente frenados en su proceso de aprendizaje.

A ellos les aconsejo el no escuchar a esas temibles voces que a todos nos paralizaron en el pasado. Silenciar a esas voces harán que no se detengan en su fastuoso camino, y así creeran en ellos más que en nadie.

Serán siempre criticados y juzgados por la masa.

“Tiene derecho a criticar, quien tiene un corazón dispuesto a ayudar”. Abraham Lincoln

Piensen que a Leonardo con el cuadro que les expuse le ocurrió lo mismo.

El aprendizaje conduce inevitablemente al éxito, es por ello que siempre les van a surgir voces que critiquen su trabajo, su obra, o incluso su estilo de vida.

Cualquiera de esas críticas vendrán de seres que su luz interior está cegada por sus miedos.

Prosoche o atención plena

La Anunciación no fue atribuida a Leonardo hasta el siglo XIX, unos 400 años más tarde de haber sido creada por Leonardo. Anteriormente, se aceptó que la pintura había sido obra de Andrea del Verrocchio, maestro de Leonardo da Vinci. La realidad, es que por su datación (1472-1475) sabemos que fue realizada por un da Vinci muy joven, de unos 20 años.

Si se fijan en la pintura hay un elemento que causa asombro: el brazo derecho de María, que parece desproporcionado y demasiado largo, asimétrico con el resto de su cuerpo y de la pintura en general.

Rápidamente los críticos de arte, dilapidaron a Leonardo. Y, como todas las masas, todos los críticos dieron por válida la explicación.

¿Qué ocurría en la pintura?

Simplemente, fue un error de Leonardo, y se asociaba dicho error sencillamente a la juventud del artista. También todos destacaban el enorme talento para la pintura que ya poseía da Vinci. Todo ello según los críticos.

Todos los críticos no vieron la obra con sus ojos, la miraron con los ojos sesgados por la mirada previa de otros.

Se olvidaron de la importancia de la atención.

El filósofo judío helenístico Filón de Alejandría introdujo el concepto de atención, atención plena o “prosoche”

La atención plena o “prosoche” es la atención a uno mismo. Una vigilancia continua sobre nuestros pensamientos, concentrándonos en lo que estamos sintiendo, pensando o haciendo en el momento presente, manteniéndonos separados del pasado y del futuro.

La misma atención que prestó Leonardo a su trabajo, y que los críticos no prestaron al suyo.

Ya que la obra no tenía ningún defecto de simetrías ni de proporciones.

   “Te conviertes en eso a lo que le prestas atención”. Epicteto

No todas las obras del Renacimiento se realizaron para mirarlas de frente como hoy hacemos en un museo. Las pinturas se realizaban por encargos y, ya fueran públicos o privados, solía encargarse una pintura ya sabiendo dónde se colocaría y desde dónde se miraría. Esto implicaba que los artistas debían adaptar la obra según desde donde se observaría.

En este caso, si la Anunciación es vista desde un punto algo más bajo y apartado hacia la derecha, la pintura y el brazo de María cobran una simetría y equilibrio perfectos. Entonces, se ha comprobado que la obra debía tener esta composición para que se viese perfecta justo desde ese punto de vista.

A mis jóvenes lectores

Insto a mis jovenes lectores a que sean una “Minoría Selecta”.

Verán… Corría el año 1930, una época caracterizada por la ascensión del fascismo y la gran depresión causada por el crack del 29. Ortega y Gasset escribió “la rebelión de las masas” un ensayo para explicar cómo era la sociedad que le tocó vivir.

A ojos del año 2023 fue un ensayo filosófico visionario, es por ello que recomiendo su lectura para intentar evitar que siga ocurriendo lo que allí está escrito. Es por ello, que tengo una fe inquebrantable en una juventud que sea capaz de remediar el maltrecho presente de Occidente.

“Vivir es ir disparado hacia algo, es caminar hacia una meta”

Ortega nos destaca el triunfo de la mediocridad.

Una realidad vacía, llena de apariencias, sin profundidad, sin objetivos, dominada por el “hombre-masa” y teniendo como contrapeso necesario a lo que él denominaba “Minoría Selecta”.

Deben huir de ser el “hombre-masa”

El hombre-masa es un perfil psicológico en el cual podemos caer todos y cada uno de nosotros. Mientras, que la Minoría Selecta es ni más ni menos que el hombre que decide vivir desde su propio esfuerzo exigiéndose más a sí mismo.

El concepto de hombre-masa nada tiene que ver con las clases sociales.

El hombre que es miembro de la masa es el hombre que se abandona a la espontaniedad de la vida y no se exige de una manera particular.

Por otra parte, la Minoría Selecta es esa que no se contenta con hacer las cosas de cualquier manera o como las hacen la mayoría, sino que se exige hacerlas bien, hacerlas lo mejor posible.

El don de desear

El hombre ha perdido el don de desear y no sabe bien para qué vivir, porque el deseo es lo mejor de la vida.

Ortega en su pensamiento destaca, que el señorito satisfecho es aquel que no busca más allá, que está conforme con todo. El hombre había subido su nivel de vida, lo que tradicionalmente se habían considerado lujos reservados a unos pocos se convirtieron en placeres a los que todos tenían acceso.

Gracias a la tecnología y a la economía, hemos mejorado nuestro bienestar general como humanidad. Por otra parte, se ha provocado la caída del valor del individuo, del esfuerzo. Fue así como nació el hombre-masa. El hombre-masa rechaza las reglas sociales y la cortesía social.

El imperio de la vulgaridad

En este imperio actual, se premian la vulgaridad y la mediocridad.

Es típico de la persona el creer que tiene derecho a poner los pies encima de la silla que tiene enfrente, ya que su única preocupación es él mismo.

Por mucho que se utlice la palabra progresismo como un mantra, no se avanza.

La sociedad no avanza, el motivo: la pereza de la masa.

Lo que indigna es esa falta de interés por aprender nada nuevo, por no conocer la historia, por no valorar el conocimiento en sí mismo.

En ese caldo de cultivo flota la pereza de la masa y sobre todo el predominio de lo vulgar.

El ser confeccionado por las prisas

Un individuo conformista, egoísta, mimado, un ser cuya máxima preocupación es él mismo. Un ser confeccionado por las prisas que no escucha nada, pero todo lo opina.

El hombre-masa carece de proyectos, va a la deriva, acelerado, por eso no construye nada; aunque sus posibilidades, sus poderes sean enormes.

A ese hombre-masa que domina la vida pública, no le preocupa más que su bienestar. Para Ortega, por tanto, el hombre-masa sería una boya sin rumbo, que está satisfecho en su deriva.

La masa es una forma de indiferencia, y se impone, se coloca en cabeza.

Con todo ello hay una pérdida de la libertad individual y una clara difuminación del yo personal.

Debemos inventarnos

La vida verdadera es inexorablemente una invención. Tenemos que inventarnos nuestra propia existencia, y a su vez ese invento no puede ser caprichoso.

¿Vas a ser hombre-masa o Minoría Selecta?

Conformista y hedonista, egoísta, señorito satisfecho, alimentado por el pan y el circo; preocupado por las tendencias y las apariencias. O quizás, un filósofó del día a día que se plantea cosas y se hace preguntas.

“La voluntad
de ser uno mismo
es heroismo”

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