El Wabi-sabi: la belleza de lo imperfecto.

En el siglo X un joven llamado Rikyu solicitó al maestro de la ceremonia del té Takeno Joo ser su discípulo. Antes de aceptarle, Takeno quiso poner a prueba al joven Rikyu y por ello le pidió que barriese el jardín.

Rikyu siguió las indicaciones del maestro, limpió y podó el jardín a la perfección y cuando ya lo tenía todo esmeradamente colocado y limpio, golpeó el tronco de un cerezo para que los pétalos de las flores cayeran sobre el inmaculado paisaje.

Takeno quedó impresionado por el gesto y aceptó a Rikyo como discípulo. Años más tarde, Rikyu se convirtió en un gran maestro de la ceremonia del té y de él siempre se dijo que había comprendido la verdadera esencia del wabi-sabi.

El Wabi-sabi: la belleza de lo imperfecto

Wabi-sabi (侘 寂) es una palabra que hace referencia a la belleza de la imperfección, la impermanencia y lo incompleto. Según el budismo Zen, nada dura, nada es perfecto.

Si contemplamos el paso de los minutos, las horas, los días y los años, nos hacemos conscientes de que nada permanece para siempre, nada es perfecto y todo está en constante cambio.

“No es posible bañarse dos veces en el mismo río,
porque nuevas aguas corren siempre sobre ti”. Heráclito

El siglo XXI: La belleza de la simetría

En la modernidad tardía, las personas encuentran la belleza únicamente en la simetría de las cosas, en la uniformidad de los colores y de las formas.

Se aspira constantemente al momento perfecto, al cuerpo cincelado, y a las emociones programadas. Se crea así la ilusión de la perfección.

Obviamente, existe belleza en la simetría, en los cuerpos moldeados. También existen momentos perfectos, pero esos son sólo el anverso de la moneda de la vida.

Tanto en la vida como en las cosas; hay objetos destruidos, hay caras asimétricas, cuerpos alejados del estándar de la perfección, y también hay objetos y vidas golpeadas por el inexorable paso del tiempo.

La estética de los principios de wabi-sabi

Las características de la estética de los principios de wabi-sabi incluyen la asimetría, la aspereza, la economía, la humildad, la austeridad, la modestia, la intimidad y la apreciación tanto de los objetos naturales como de las fuerzas de la naturaleza.

En el Japón Antiguo, el wabi-sabi se presentaba en las famosas ceremonias del té. Estas populares ceremonias del té eran protagonizadas por la taza del té, que se caracterizaba por su aspereza, su dureza y su ausencia de simetría. Los arreglos florales deslumbran por su simplicidad.

Abrazar la idea de wabi-sabi

La idea del wabi-sabi comienza por abrazar la sencillez, la humildad y apreciar la imperfección.

Hace 700 años el significado de wabi-sabi fue tomado especialmente por la nobleza japonesa como la comprensión del vacío y de la imperfección. Se honraba como el primer paso al satori, que significa entendimiento o iluminación.

El significado wabi-sabi con los siglos ha cambiado.

Wabi-sabi eventualmente evolucionó y se desarrolló para actualmente ser un ideal japonés.

El wabi-sabi destaca que la verdadera belleza no está en lo perfecto, ya que la realidad es que la perfección no existe.

“La perfección
es
únicamente
una distorsión de la realidad”

El wabi-sabi nos proporciona una visión más realista del mundo y un intento de disfrutarlo tal y como es.

Cuando perseguimos moldear el mundo, finalmente conseguiremos crear algo artificial e irreal. En esa acción de moldear nuestro mundo nos alejaremos de la belleza de la simplicidad de lo natural.

El adoctrinamiento de la belleza

Las personas están cruelmente adoctrinadas en estándares de belleza y estilos de vida. Este adoctrinamiento roba la originalidad del individuo.

Si ustedes echan un vistazo rápido a su teléfono móvil y abren sus redes sociales, verán una amalgama de imágenes que pretenden ser perfectas. Se vendió la idea de que si las personas no alcanzan esos niveles de perfección, su vida no vale nada.

Esto es un problema que se va enquistando en las personas menos formadas como individuos maduros.

Las personas, al ver que sus similares postean sus mejores momentos, sus prendas más lindas, incluso la comida más exquisita, anhelan querer otra vida que no es la suya. Aunque la vida que anhelan no sea la real.

La vida que nos tocó a todos los seres humanos en ninguno de los casos es perfecta. Está colmada de momentos imperfectos, de lágrimas, de dolor, de angustia, y de corazones rotos.

Basándonos en la filosofía de wabi-sabi, el individuo podría evitar el sufrimiento de la persecución del perfeccionismo, el miedo al fracaso y la no aceptación de las pérdidas.

En esta novedosa forma de concebir el mundo, el individuo viviría una vida más flexible, relajada y realista. Sin ese apego, que lastra al individuo a desear que todo lo que le rodea debe durar para siempre.

La oscuridad de la existencia: apreciar lo malo

Tanto el wabi-sabi como el estoicismo —filosofía de la que soy fiel aprendiz—, nos enseñan a ver la belleza en los momentos más oscuros de la vida.

El hecho de cambiar nuestra mirada nos hace mirar las cosas con otra realidad.


“La realidad
es
aquello a lo que yo le presto atención”. William James

Debemos observar la belleza desnuda en el mundo de la imperfección, incluso en los momentos más oscuros de la existencia.

¿Por qué las malas experiencias deben ser menos apreciadas que las buenas experiencias, si ambas forman parte de la vida del hombre?

¿Por qué no hemos aprendido a apreciar de la misma manera lo malo como apreciamos lo bueno?

No tenemos control ninguno sobre lo externo, todo lo que realmente podemos controlar es la forma en la que respondemos a los eventos externos.

Debemos poder ver la belleza en los momentos más difíciles de la vida.

Spinoza destacó en su filosofía que nada en la vida pasa por casualidad.

Cuando creemos que algo es casual, es únicamente porque lo percibimos por medio de nuestros sentidos, por lo limitado de nuestro conocimiento.

Por encima de las leyes de la física, de las leyes de los hombres, mucho más arriba, existen leyes universales que rigen al universo en su totalidad.

Estas leyes universales rigen como debe moverse todo, como fluye el río que baja de la colina hacia el mar, siguiendo su inerme curso, llegando así al mar que nunca se llena, evaporándose una y otra vez para volver a la colina a través de la lluvia que vuelve a pasar y alimentar con su excelsa vida a toda la naturaleza.

Aquí reside la idea de wabi-sabi, fluir tanto con lo bueno como con lo malo.

Una fotografía para guadar en nuestro interior

Debemos ser capaces de hacer fotografías diarias que llenen nuestro interior, que nos colmen de simplicidad y de la quietud del momento presente.

Detener el mundo en cada cosa que, por su imperfecta belleza, nos haga acelerar el ritmo de nuestros latidos.

Enfoquémonos hacia adentro.

En el frontón del templo de Apolo en Delfos, debajo, a la izquierda, estaba inscrito uno de los tres preceptos de Delfos, y fácilmente visibles para los visitantes que se acercaban: ΓΝΩΘΙ ΣΑΥΤΟΝ (Conócete a ti mismo).

Quien aprecia
la belleza de la imperfección
es capaz
de detener el mundo
en cada parpadeo.

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