El cuadrado de la felicidad

A lo largo de estos años he tenido la innegable suerte de conocer a una infinidad de personas, todas y cada una de ellas con sus singulares historias.

Historias con diferentes guiones, y todas ellas siempre persiguieron un mismo horizonte: la felicidad. De todas esas historias que conocí, sólo un grupo minúsculo de ellas la consiguió.

A lo largo de este escrito, les explicaré el secreto de la felicidad: el cuadrado de la felicidad.

El cuadrado de la felicidad

De la infinitud de cosas que existen en nuestras vidas, las vamos a dividir en: tener y querer.

Para ello, vamos a trazar dos líneas.

La línea del “tener”

La línea del “querer”

Entre estas líneas se encuentran todas las cosas.

Primer cuadrante: el cuadrante de la gratitud

“Lo tengo y lo quiero”

El ser humano es extremadamente consciente de lo que le hace falta, pero curiosamente se olvida por completo de lo que posee.

La experiencia nos dicta que se necesita perder lo que se tiene para valorarlo. Si ustedes piensan en la salud y en el amor, en cuanto se pierde cualquiera de ellas, sentimos cómo parte de nuestra vida se evapora apresuradamente.

Es por ello, que debemos valorar las cosas que tenemos antes de perderlas. La vida está henchida de pérdidas, pero también lo está de ganancias.

La gratitud hace germinar a las semillas del futuro.

La gratitud nos lleva a la abundancia, genera en nosotros un estado de bienestar y nos hace vincularnos a las bondades de la vida.

El desarrollo de este primer cuadrante es importante para ser conscientes de la suerte que nos proporciona ser poseedores de las cosas que realmente necesitamos.

Pero, este primer cuadrante no nos llevará a la felicidad.

“Un sólo pensamiento de gratitud hacia el cielo, es la oración más perfecta”. Gotthold Ephraim Lessing

Segundo cuadrante: el cuadrante de la ambición

“No lo tengo y lo quiero”

Nuestro cerebro está programado por defecto para buscar una y otra vez este cuadrante. Lo hace de forma natural, porque el cerebro se orienta por la brújula de la supervivencia.

No sobrevivimos por darnos cuenta de que tenemos comida, sobrevivimos por darnos cuenta de que “no” tenemos comida. Esa actitud de supervivencia es la que nos hace perseguir, lograr y tener.

En la modernidad tardía, parece que este cuadrante ya está enteramente cubierto. El ser humano cree fantasiosamente que su supervivencia ya está garantizada.

El desarrollo de este segundo cuadrante es importante para poner a trabajar a nuestra atención, para poner nuestro foco en la ambición.

Desde la ambición se crece, y en ese crecimiento se consigue inconscientemente la mejora continua.

No obstante, este segundo cuadrante tampoco nos llevará a la felicidad.

Es más, vivir constantemente en este cuadrante, nos producirá una tremenda infelicidad.

“La ambición del corazón es pura. No compite con nadie y no hace daño a nadie”. Robert Fisher

Tercer cuadrante: el cuadrante del victimismo

“Lo tengo y no lo quiero”

En este cuadrante se enmarca el rol de víctima constante.

El ser humano vive bajo la queja constante. La enfermedad que tienes, pero que no quieres, el jefe que tienes, pero que no quieres, el problema económico que tienes, pero que no quieres.

En definitiva, ese problema de cualquier tipo que no quieres pero que tienes.

Bajo el rol de víctima constante, bajo la queja constante, el individuo orbita en un círculo eterno. Y, dentro de ese círculo, todo empieza y termina en la misma posición.

“Una mentalidad de víctima es una forma prolongada de suicidio”. Steve Maraboli

La realidad es aquello a lo que prestas atención, aquello a lo que regalas tu atención. Si esa atención se fija en lo que únicamente no tienes, la vida es únicamente carencia.

Para atraer a la abundancia debemos entender que todo forma parte de un mismo cuadrado donde están todas las cosas. Todo es necesario, lo que quieres y lo que no quieres.

Y, es nuestra elección saber qué cuadrante elegir.

Nunca debemos instaurarnos en el tercer cuadrante. Este cuadrante es sinónimo de infelicidad.

La queja es una ceguera completa de la realidad.

Todos podemos esculpir nuestra realidad, pero para ello debemos ser “cambio”.

En la queja no existe el cambio.

Los problemas se solucionan bajo el efecto del cambio.

La solución final no siempre es la eliminación total del problema, pero siempre se puede reducir o minimizar el mismo.

La felicidad comienza cuando dejamos de quejarnos por tener problemas.

Los problemas, en definitiva, son sinónimos de vida.

Únicamente podemos eliminar, reducir o minimizar los problemas que dependen de nosotros mismos. Jamás podremos hacer nada al respecto con lo que se escape de nuestro control.

Una vez asumido que solamente podemos controlar lo que depende de nosotros, la queja termina por ser eliminada.

Enfocados en lo que depende de nosotros mismos, somos los únicos responsables de nuestra felicidad.

Cuarto cuadrante: el cuadrante de la felicidad

“No lo tengo y no lo quiero”

Tanto las cosas que tenemos como las que queremos, sendas, son finitas.

En la materialidad todo es finito.

Una mentalidad finita es una mentalidad de carencia. Si en el conjunto de nuestras cosas introducimos las cosas «no tangibles», todo se convierte en algo desmesurado… en infinito.

En ese infinito es donde comienza una mentalidad de abundancia, es donde habita la felicidad.

En el cuarto cuadrante, en el cuadrante de la felicidad, existe un infinito esencial.

El infinito esencial

El infinito esencial son las cosas que no queremos tener: problemas severos de salud, impedimentos físicos, mentales, guerras… Es posible que poseamos alguna de ellas, pero aun así, las que no tenemos siguen siendo infinitas.

Al ser dueños de ese infinito esencial: cosas que no tengo, y que no quiero… al unir ese infinito con la gratitud: viviremos en un estado permanente de felicidad.

Vivir en este cuarto cuadrante también se entrena. Hay que saber poner el foco en la fortuna de lo que no tienes, y que tampoco quieres.

La vida es azarosa y siempre está predispuesta al cambio, por ello, vivir el momento presente es garantía de gratitud, y por ende de felicidad.

La felicidad es una utopía cuando es el espejo de una realidad inventada, pero cuando la felicidad es el elogio de la vida… la felicidad es simplemente posible.

“Éste es el secreto de la felicidad y la virtud: amar lo que uno tiene que hacer”. Aldous Huxley

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