¿Cómo te presentas al mundo?

Nos juzgamos
por el éxito,
y
ese juicio
nos vuelve
voluntariamente ciegos.

La sensación de logro eclipsa a la sensación de éxito.

El éxito es subjetivo, tiene todo un componente social, y está prefijado por unos estándares impuestos.

El logro es objetivo, es una sensación que te ancla a la mejora continua.

Cuando la sensación de logro es parte de nuestro día a día, somos proceso.

El proceso es lo que nunca se debe evitar.

Repetir
el proceso
es
repetir los aciertos.

La plenitud es más luminosa que el éxito. El éxito con el tiempo termina por mutar en sombras.

El esfuerzo nos proporciona la plenitud, y nos hace transcendernos.

El esfuerzo
siempre
importa
más que el resultado.

El éxito nos limita. Y, en las limitaciones, viven los miedos.

Cuando
vivimos sin miedo
dejamos
de ser unos extraños
frente al espejo.

El coraje es mirarse al espejo, y reflejar el entusiasmo de ser uno mismo.

El entusiasmo es el camino a la excelencia, porque nos desapega de las pérdidas.

Sin pérdidas, solamente somos ganancias. Y, cuando únicamente vemos todo desde la abundancia, comenzamos a encontrar nuestra identidad.

Cuando encontramos nuestra identidad encontramos nuestra pasión.

La suerte de piezas sueltas que nos confeccionan comienzan a encajar en el puzle irresoluble de nuestra existencia.

Entendemos que somos una simple pieza, parte de un todo, y en esa totalidad se tienden puentes que esquivan a la falsa realidad inventada.

Todo se simplifica cuando salimos de lo normativo para ser nuestro propósito.

En nuestro propósito se crea la autoestima.

La autoestima no es sinónimo de vanidad, es el pilar desde donde se comienza a construir la inacabable perfección.

Desde la autoestima se va edificando la vida de tus sueños, amanecer a amanecer.

La autoestima nos facilita el proceso de trabajar en nuestras metas.

La autoestima nos hace cuidarnos, sólo así podremos cuidar a los demás.

Saber hablarnos, saber querernos, y saber perdonarnos nos obsequia con momentos de armonía y belleza.

Ser un propósito
es
ser fiel a uno mismo.

En un mundo que traiciona cruelmente a los valores de la belleza, debemos presentarnos al mundo como un eslabón que se anude a todas las miradas.

Ante tu compromiso con la vida…

¿Cómo te presentas al mundo?

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